jueves, 22 de febrero de 2007

Cuando te cases contigo...

Tus prioridades de ser entendido, amado, respetado, pasarán a primera persona “yo”, comenzarás a practicarlo. Te querrás, te complacerás, y experimentarás lo agradable de estar contigo, disfrutarás de una puesta del sol, un paisaje, ver la gente transitar, escuchar tu música preferida, pasar un domingo rodeado de paz, bienestar, tranquilidad. Comenzarás a valorar tu paz interior, aceptar que el silencio es tu mejor amigo y la mente tendrá que rendirse a tal majestuosidad, tantas cosas que tienes que hacer para ti y por ti, que los pensamientos relacionados a necesidades y carencias se desvanecerán, nunca más dejarás que la opinión de otros afecte tu estilo de vida. Se líder de tu propia vida, rompe las barreras, las creencias y el miedo de disfrutar de ti mismo, experimenta conocerte.
Y en esa vivencia comenzarás a saber cuanto estás dispuesto a compartir, a permitir. Sabrás cuan valioso es casarte contigo, es una agradable sensación que te brinda paz interior, paciencia, júbilo, indefensión, tolerancia, honestidad y sobre todo confianza en Dios.