domingo, 9 de noviembre de 2008

Desarrollando nuestra sensibilidad



Cuando nos permitimos desarrollar nuevas sensibilidades empezamos a ver un mundo totalmente distinto, descubrimos que estamos utilizando un nuevo lenguaje para comunicar nuestras experiencias por ejemplo: “energía agradable”, “malas vibraciones”, se van convirtiendo en un lenguaje cotidiano. Comenzamos a reconocer y advertir experiencias tales como cuando alguien instantáneamente nos agrada o desagrada. Comenzamos a prestar oídos a nuestra intuición. Sabemos cosas, aunque no siempre percibimos el modo, tenemos la sensación de que alguna persona se siente de determinada forma. Hay ocasiones en las que nos sentimos rodeados de amor, luz, cariño, dulzura, bendiciones. A veces cuando discutimos con alguien, podemos sentir malestares en cierta parte de nuestro cuerpo, como si nos estuvieran golpeando.
Nuestro cuerpo esta rodeado de un mundo fluido de energía radiante, en incesante movimiento, constantemente cambiante. La ciencia moderna nos dice que el organismo humano no es sólo una estructura física formada por moléculas, sino que también estamos constituidos por campos energéticos. También poseemos mareas como los océanos. Los científicos están aprendiendo a medir estos cambios sutiles, están redefiniendo lentamente en términos de impulsos y pautas energéticas. A medida que se ha desarrollado este conocimiento, la física ha contribuido en comprender la relación existente entre las descripciones objetivas científicas del mundo, al mundo de la experiencia humana subjetiva.