martes, 25 de noviembre de 2008

Un Curso de Milagros "Libro de Ejercicios del 61 al 80"


Lección 61 : "Yo soy la luz del mundo."
Hoy haremos tantas sesiones como sea posible, pero que ninguna exceda 1 ó 2 minutos de duración. Sobre todo, asegurate de comenzar y terminar el día con una sesión. (estas 2 pueden ser más largas) Empezá cada sesión diciéndote a vos mismo: "Yo soy la luz del mundo. Esa es mi única función. Por eso es que estoy aquí" Si es posible con ojos cerrados, dejá venir pensamientos afines. Si tu mente se aparta, repetí la frase.
Esta idea es lo opuesto al orgullo o arrogancia: Nadie, sino el Hijo de Dios, puede ser la luz del mundo. Esto confunde al ego, que cree ver en ella la auto-glorificacion; pero el ego confunde humildad con autodegradación. La humildad consiste en aceptar el papel que Dios te dio en la salvación; este papel te ha sido asignado por Dios. Es su voz la que te dice esta verdad.
Esta idea va más allá de la mezquina opinión que tu ego tiene de vos y de tu propósito. Es el primero de una serie de pasos gigantescos que daremos en las próximas semanas.

Lección 62 : "Perdonar es mi función por ser la luz del mundo."
Regocijémonos de poder comenzar y terminar el día con esta idea, además de repetirla tan frecuentemente como sea posible, así pasaremos un día feliz. De ser posible con los ojos cerrados, repetí: "Perdonar es mi función por ser la luz del mundo. Cumpliré mi función para así poder ser feliz." Dedica 1 ó 2 minutos a pensar sobre tu función y la felicidad que te brindará. Si te distraés repetí la idea y decite: "Deseo recordar ésto porque quiero ser feliz".
Tu perdón es lo que lleva este mundo de las tinieblas a la luz, lo que te permite reconocer la luz en la que ves. Mediante tu perdón, vuelves a recordar la verdad acerca de tí; es por lo tanto, donde reside tu salvación. El perdón es un regalo que te hacés a vos mismo, usándolo para reemplazar los pensamientos de ataque, ya que con el ataque apelas a tu debilidad; con el perdón, a la fortaleza de Cristo en vos. El perdón arrasará con todo vestigio de temor, culpabilidad y dolor; reinstaurará en tu conciencia la invulnerabilidad y poder que Dios le confirió a Su Hijo.

Lección 63 : "La luz del mundo le brinda paz a todas las mentes a través de mi perdón."
Empezaremos el día reconociendo nuestra función, y lo terminaremos pensando en ella; y estamos más que dispuestos a recordarla a menudo a lo largo del día, durante 1 minuto o dos. Si es posible, cerrando los ojos, decí:" La luz del mundo le brinda paz a todas las mentes a través de mi perdón. Yo soy el instrumento que Dios ha designado para la salvación del mundo." Luego dejá que ideas afines vengan a tu mente.
Aplicala además, cada vez que puedas. No perdamos ni una oportunidad de recordar nuestra función.
Ciertamente, con esa función, tenés que ser la luz del mundo. El Hijo de Dios apela a vos para la redención del mundo. No aceptés ninguna otra función trivial ni deseos insensatos o te olvidarás de tu real función. Se te está pidiendo que aceptes la salvación, para que así la puedas dar.

Lección 64: "No dejes que me olvide de mi función."
Tengámoslo presente por la mañana, por la noche y a lo largo del día. Hoy preparémonos a recordar que todas las decisiones que tomemos, son simples: te conducen a la felicidad o a la infelicidad; ésta es la única elección que el Espíritu Santo ve. Practiquemos con estos pensamientos: "No dejes que me olvide de mi función. No dejes que trate de sustituir la que Dios me dio por la mía. Déjame perdonar y ser feliz."
Una de las sesiones hagámosla de 10 a 15 min. En las sesiones cortas, repasá estos pensamientos por varios minutos, pensá en ellos y nada más. Si te resulta difícil, volvé a repetir la idea de hoy. Algunas veces, hacé las sesiones cortas con ojos cerrados, y otras, luego de repetir la frase de hoy, abrí los ojos y mientras mirás a tu alrededor, repetí para vos: "Este es el mundo que es mi función salvar"
Esta idea es sólo otra manera de decir "no me dejes caer en la tentación". El propósito del mundo que ves es nublar tu función de perdonar, y proveerte de una justificación por olvidarte de ella. Es asimismo la tentación de abandonar a Dios y Su Hijo, ya que esto es lo que los ojos del cuerpo ven; y nada de lo que ven puede ser sino una tentación. Pero el Espíritu Santo tiene otro uso para todas las ilusiones que hemos forjado. En ella, el mundo es el lugar donde aprendemos a perdonarnos, convirtiendo a la apariencia física en nuestra salvación.
Sólo desempeñando la función que Dios nos dio, podemos ser felices. Tu función es ser feliz, valiéndote de los medios por los cuales la felicidad es inevitable. Al elegir entre desempeñar o no tu función, estás eligiendo ser o no feliz.

Lección 65 : "Mi única función es la que Dios me dio."
Reserva hoy (y durante los próximos días) 10 a 15 min para una sesión de práctica larga, en la que trates de entender el real significado de la idea de hoy, que pone en tus manos la llave que abre la puerta a la paz. Tratá de que las sesiones largas (de hoy y días siguientes) sean siempre a la misma hora, y tratá de fijarla de antemano y luego cumplirlo. La intención es planificar el día reservando un tiempo para Dios. Comenzá repitiendo la idea, luego cerá los ojos y fijate qué pensamientos aparecen, y si aportan u obstaculizan la idea de hoy. En este caso, decite "este pensamiento refleja un objetivo que me está impidiendo aceptar mi única función". Cuando ya no surjan pensamientos, decite: "Que en esta tabla rasa quede escrita mi verdadera función ." Luego repetí la idea de hoy y buscá pensamientos afines.
En las sesiones cortas, que deben hacerse una vez por hora por lo menos, usá el siguiente modelo: "Mi única función es la que Dios me dio. No quiero ni tengo ninguna otra". Algunas veces cerrá los ojos, y otras mirá a tu alrededor mientras lo repetís.
La idea de hoy reafirma tu compromiso con la salvación, y te recuerda que no tenés otra función salvo ésa. Ambos pensamientos son necesarios para un compromiso total, y para poder renunciar a las demás metas que nos hemos inventado. Ésta es la única manera en que podemos encontrar paz.

Lección 66 : "Mi función y mi felicidad son una ."
El propósito de la sesión larga de hoy (10-15 min) es reconocer que no sólo están conectadas tu función y tu felicidad, sino que de hecho, son lo mismo; ya que Dios sólo te da felicidad.
Comenzá pensando: "Dios me dá sólo felicidad, Dios me ha dado mi función. Por lo tanto, mi función tiene que ser la felicidad". Tratá de entender la lógica de esta secuencia, aunque no puedas aceptarla como cierta. Respecto de la 1a) frase, si Dios no te diera felicidad solamente, no podría ser sólo Amor. Respecto de la 2da), vimos que nuestra mente tiene 2 partes: una gobernada por el ego compuesta de ilusiones; otra que es la morada del Espíritu Santo, donde vive la verdad. Sólo se puede elegir uno de estos 2 guías. O nuestra función proviene de Dios, o proviene del ego. Y pensá en la consecuencia de estas 2 frases, durante la práctica de hoy, además de recordar las veces que seguiste las ideas del ego para salvarte. ¿Te sentiste feliz? ¿Lograste salvarte? Hoy necesitamos ser muy honestos. O prestamos oídos al ego, o a Dios.
Para las sesiones cortas (2 veces por hora" repetí "Mi función y mi felicidad son una porque Dios me dio las dos", y pensá en estas palabras mientras las decís.

Lección 67 : "El Amor me creó a semejanza de sí mismo ."
La idea de hoy es la exacta afirmación de lo que somos. Por ello, somos la luz del mundo, la salvación del mundo, el Hijo de Dios. Hoy trataremos de llegar a esta verdad acerca de nosotros.
Durante la sesión larga de hoy (10-15 min) pensemos en tu realidad y tu naturaleza inalterada añadiendo pensamientos afines, como "La santidad me creó Santo. La Bondad me creó bondadoso" etc. añadiendo atributos de Dios. Luego tratá de vaciar tu mente, y de ir más allá de pensamientos e imágenes, hasta la verdad en vos. Si el Amor te creó a semejanza de sí mismo, ese Amor tiene que estar en vos, en alguna parte de tu mente donde puedas hallarlo. Repetí de vez en cuando la idea de hoy para evitar distraerte.
Sesiones Cortas: hacelas tan a menudo como puedas, (4 ó 5 veces por hora si podés) para oír la verdad acerca tuyo, eliminando las falsas imagenes que tenés de vos mismo. No es tu diminuta voz la que dice esto, sino la Voz de Dios, que habita dentro tuyo: El Amor te creó a semejanza de sí mismo.

Lección 68 : "El Amor no abriga resentimientos."
No podés al mismo tiempo, tener resentimientos (olvidándote de quién sos) y conocer a tu Ser. Tener resentimientos es permitir que el ego tome el control; te hace creer que estás separado de tu Fuente, y que sos distinto de Él. Escindido de tu Ser, que parece dormir, la parte de tu mente que teje ilusiones parece despierta: y como el que abriga resentimientos niega haber sido creado por el Amor, su Creador se vuelve algo temible. Si ésto fuera cierto, ¿no vale la pena abandonar los resentimientos y abrazar el perdón?
Práctica Larga: Buscá en tu mente aquellas personas que sean objeto de tus mayores resentimientos. Luego traé aún los resentimientos insignificantes contra aquellos que amás. Esto te deja solo en medio del universo. Ahora decile a cada una de estas personas: "Te consideraré mi amigo, para poder recordar que eres parte de mí y así poder llegar a conocerme a mí misma" El resto de la sesión tratá de imaginarte en paz con todo el mundo, a salvo en un mundo que te protege y te ama, y al que a tu vez, vos amás. Al final decí "El Amor no abriga resentimientos. Cuando me desprenda de mis resentimientos, sabré que estoy perfectamente a salvo".
Sesiones Cortas: Cada vez que surja un pensamiento de resentimiento contra alguien, repetí (tanto si la persona está presente como si no): "El Amor no abriga resentimientos. No traicionaré a mi propio Ser".
Además, cada hora varias veces, repetí la idea así: "El Amor no abriga resentimientos. Quiero despertar a la verdad de mi Ser, dejando a un lado todos mis resentimientos y despertando en Él."

Lección 69 : "Mis resentimientos ocultan la luz del mundo en mí."
Nadie puede ver lo que sus resentimientos ocultan. Así, al ocultar la luz, el mundo se halla a oscuras, y vos junto con el mundo. Pero a medida que el velo se corre, te liberás junto con ellos. Compartí tu salvación con aquellos que estaban a tu lado en la oscuridad. Hoy intentamos nuevamente llegar a la luz en vos.
Páctica larga: Comenzaremos siendo conscientes de que esto es así, y con la firme convicción de llegar a aquello que nos es más querido: la salvación es nuestra única necesidad; no tenemos otra función. Tratá de darle la importancia enorme que tiene. Ahora, tratemos de deshacernos del contenido de nuestra conciencia: pensá en tu mente como un gran círculo rodeado de densas nubes, al que ves de lejos. Resolvete finalmente a atravesar las nubes. En tu mente, extendé la mano y tocalas; sentí su textura. Apartalas, y sentilas rozar tu cara, sabiendo que las nubes son insustanciales, no pueden detenerte. Sentirás que estás siendo elevado, transportado hacia adelante. Tus esfuerzos invocan al poder del Universo en tu ayuda, y el propio Dios te llevará hacia la luz. No podés fracasar, porque tu deseo coincide con el Suyo. Repetí entonces: "Mis resentimientos ocultan la luz del mundo en mí. No puedo ver lo que he ocultado. Mas por mi salvación y la del mundo, deseo que me sea revelado".
Sesiones Cortas: Si durante el día sentís algún resentimiento, decí para tus adentros:
"Si siento este resentimiento, la luz del mundo quedará velada para mí. Mis resentimientos ocultan la luz del mundo en mí."

Lección 70 : "Mi salvación procede de mí."
Toda tentación no es más que una variante de la tentación de no creer la idea de hoy. Pero si la creemos, nada externo a vos puede salvarte... pero tampoco puede dañarte, ni perturbar tu paz. Esta idea te pone a cargo del Universo; aceptarla es la salvación.
Pácticas largas: (2 de 10 min: vos decidís cuándo) Consisten en reconocer que nuestra voluntad y la de Dios coinciden en ésto: Dios quiere que sanemos, y nosotros no queremos estar enfermos, pues eso no nos hace felices. Al aceptar la idea de hoy, estamos de acuerdo con Dios. Comencemos repitiendo la idea de hoy, y añadiendo ideas afines: "Mi salvación procede de mí. No puede provenir de ninguna otra parte"
Con ojos cerrados, por varios minutos revisá las fuentes externas que en el pasado creíste que tenían la salvación para vos. Luego decite: "Mi salvación no puede proceder de ninguna de estas cosas. Mi salvación procede de mí y sólo de mí."
Tratá ahora de llegar nuevamente a la luz en vos. Recordá que la luz está detrás de las nubes de las ilusiones; usá cualquier medio que te atraiga para atravesarlas. Y recordá que Dios te lleva de la mano, que te está guiando.
Sesiones Cortas: (y frecuentes) Recordate que la salvación procede de vos, y que nada, excepto tus propios pensamientos, puede impedir tu progreso. Repetí: "Mi salvación procede de mí . No hay nada externo a mí que me pueda detener. En mí se encuentra la salvación del mundo y la mía propia."

Lección 71 : "Sólo el plan de Dios para la salvación tendrá éxito."
Hasta ahora, hemos seguido el plan del ego, que se basa en abrigar resentimientos, creyendo que si otra persona hace o dice algo, u ocurriese tal o cual cosa, te salvarías; percibiendo la salvación siempre como externa a vos. Cada resentimiento es una declaración: "Si esto cambiara, yo me salvaría". Por eso cambiamos de un método a otro, de un maestro a otro, buscando siempre afuera.
El plan de Dios, en cambio, es buscar la salvación allí donde está: pero para encontrarla, debes estar dispuesto a buscarla solamente allí, para no dividir tu propósito. La idea de hoy es la respuesta para salir de esta dualidad.
Pácticas largas: (2 de 10 min: vos decidís cuándo) Comenzá pensando en la idea de hoy, y en la dualidad que ya planteamos. "El plan de Dios para la salvación tendrá éxito, pero otros no" (no permitas que la segunda parte te cause depresión o desdicha) Luego, dedicá el resto de la sesión a preguntarle a Dios su plan:
"¿Qué quieres que haga? ¿Adónde quieres que vaya? ¿Qué quieres que diga, y a quién?" Él responderá en la medida en que estés dispuesto a oír, y el hecho de hacer los ejercicios, demuestra tu disposición.
Sesiones Cortas: Durante el día, mantenete atento a no sentir resentimientos, repitiendo esta variación de la idea: "Abrigar resentimientos es lo opuesto al plan de Dios para la salvación, y sólo Su plan tendrá éxito."
Además, tratá de recordar unas 6 veces por hora la idea de hoy. No puede haber mejor manera de pasar medio minuto, que recordar la Fuente de tu salvación allí donde se encuentra.

Lección 72 : "Abrigar resentimientos es un ataque contra el plan de Dios para la salvación."
El ego ha intentado hacernos creer que lo único que somos es un cuerpo, y que el plan de Dios para nosotros es la muerte. Esta es la creencia del mundo que ves. Hay quienes odian al cuerpo y tratan de humillarlo, o quienes lo veneran y glorifican; pero mientras tu cuerpo siga siendo el centro del concepto que tenés de vos mismo, estás atacando el plan de Dios para la salvación, y abrigando resentimientos contra Él y contra Su creación. Hoy trataremos de poner fin a estos ataques contra la salvación, y en cambio, darle la bienvenida. Esta percepción invertida que tenías ha sido la ruina de tu paz; te viste a vos mismo como si estuvieras dentro de un cuerpo; y a la verdad, como algo que está fuera de vos. Pero la luz de la Verdad está en nosotros, allí donde Dios la puso. Hoy nos haremos conscientes de que aceptar el plan de Dios para la salvación es lo mismo que haberlo consumado.
En las sesiones largas de hoy (2 de 10,15 min), suspendamos todo juicio y preguntémosle a Dios cuál es su plan para nosotros. :"¿Qué es la salvación, Padre? No lo sé. Dímelo, para que lo pueda entender" Luego, aguardemos quedamente Su respuesta. Queremos ver, oír y aprender. Cada vez que tu esperanza flaquee, o dudes, repite la pregunta. Y resolvete a escuchar.
En las sesiones cortas, (2 por hora) comenzá diciendo : "Abrigar resentimientos es un ataque contra el plan de Dios para la salvación. Permitime aceptarlo en lugar de atacarlo. ¿Qué es la salvación, Padre?" Luego esperá en silencio (1 min) Su respuesta.

Lección 73 : "Mi voluntad es que haya luz."
Los deseos del ego y su necesidad de fabricar resentimientos, dieron lugar al mundo como lo vemos, con figuras que parecen atacarnos, haciendo que nuestros juicios estén "justificados".
Perdemos conciencia de nuestra Voluntad en esta transacción en la que la culpabilidad se renueva cada vez, y los resentimientos aumentan con cada intercambio. pero, ¿acaso Dios, que nos ama, podría haber creado desastres para nosotros? La creación es la Voluntad conjunta de ambos, Dios y Su hijo, ¿cómo iba a crear un mundo que pudiera destruírlo?
Hoy trataremos de ponernos en contacto con el mundo que está acorde con tu voluntad. La luz está en él, porque aunque no es el Cielo, Su luz resplandece sobre él.
Tu imagen del mundo sólo puede reflejar lo que está dentro tuyo. Ni la fuente de luz ni la oscuridad pueden hallarse fuera de vos. Tu interior define al mundo que contemplas. Salvando la barrera de los resentimientos, el perdón despeja las tinieblas.
Abordemos los ejercicios de hoy (2 sesiones largas) reconociendo que sólo el plan de Dios para la salvación está en completo de acuerdo con tu voluntad. No es un poder externo que se te impone contra tu voluntad; sino que hoy, el Hijo de Dios está dispuesto a contemplar la luz que mora en Él y salvarse. Luego de recordarte ésto, repetí para adentro con tranquila certeza: "Mi voluntad es que haya luz. Quiero contemplar la luz que refleja la voluntad de Dios y la mía." poné el resto de la sesión bajo Su dirección.
Sesiones cortas: varias veces por hora, repetite: "Mi voluntad es que haya luz. La oscuridad no es mi voluntad". Además, aplicala de inmediato si te sientes tentado a abrigar resentimientos; te ayudará a desprenderte de ellos.

Lección 74 : "No hay más voluntad que la de Dios."
Reconociendo ésto, habrás reconocido que tu voluntad es la Suya. La creencia de que el conflicto es posible habrá desaparecido, y la paz te envolverá.
La idea de hoy encierra una gran paz; nuestro propósito es encontrarla. Comenzá las sesiones más largas repitiendo varias veces: "No hay más voluntad que la de Dios. No puedo estar en conflicto". Luego, dedicá varios minutos a añadir pensamientos afines, por ej. "estoy en paz, nada puede perturbarme" etc. Hacele frente a cualquier pensamiento conflictivo que aparezca repitiendo: No hay más voluntad que la de Dios. Este pensamiento conflictivo no significa nada". Si parece persistir, agregá: "Mis conflictos respecto a ..... no pueden ser reales". Luego cerrá los ojos y tratá de experimentar la paz a la que tu realidad te dá derecho. Sumergite en ella. Sentí cómo te va envolviendo. Sentirás una profunda sensación de dicha; la paz se caracteriza por la dicha.
En las sesiones cortas (llevadas a cabo a intervalos previamente determinados por vos) decite:
"No hay más voluntad que la de Dios. Hoy busco Su paz." y tratá de hallar lo que buscás.
Dedicar 1 o 2 min. con ojos cerrados a ésto, cada 1/2 hora, será tiempo bien empleado.

Lección 75 : "La luz ha llegado."
La luz ha llegado. Te has curado y podés curar, te has salvado y podés salvar. Estás en paz y las tinieblas, el conflicto y la muerte han desaparecido. Hoy celebraremos el feliz desenlace de tu largo sueño de desastre. Hoy, nuestros ejercicios serán felices, y daremos las gracias por la desaparición de lo viejo y el comienzo de lo nuevo.
Sesiones largas: las dedicaremos a ver el mundo que el perdón nos muestra. No queremos hoy ver ni la sombra del ego. Decí para vos: "La luz ha llegado. He perdonado al mundo". No te entretengas en el pasado; estás esperando a que se te muestre el nuevo mundo que habitarás. Repetí la idea varias veces. Confiá en que el perdón te hace acreedor de la visión, y el Espíritu Santo está con vos mientras esperás. Decile que sabés que no podés fracasar, porque confiás en Él. Esperalo pacientemente, y verás el mundo que se te ha prometido desde el principio de los tiempos.
Sesiones cortas: serán asimismo jubilosos recordatorios de tu emancipación. Cada cuarto de hora, recordate que hoy es un día de celebración: decite: "La luz ha llegado. He perdonado al mundo". Y si cualquier tentación parece estarte llevando hacia las tinieblas, repetí para vos: "La luz ha llegado. He perdonado al mundo"

Lección 76 : "No me gobiernan otras leyes que las de Dios."
Esta idea te repite una vez más cuán simple es la salvación; buscándola allí donde está, la encontrarás. Creyendo que puedes obedecer las leyes del mundo, de la medicina, de la economía, y de la salud, y que protegiendo tu cuerpo te salvarás, creyendo que estás solo a no ser que otro cuerpo esté con vos, no es creer en leyes, sino en locura. Todas estas leyes tienen origen en tu mente, dirigida por tu ego.
Las leyes de Dios no pueden ser reemplazadas; dedicaremos el día de hoy a regocijarnos de que así sea. Comenzaremos las sesiones largas(2) , repasando las "leyes" que hemos creído que salvarían nuestra vida (por ej, de la nutrición, de la medicina, de la amistad, etc) si las obedecíamos. Luego, desechá todas estas creencias mágicas y mantené la mente en silenciosa preparación para escuchar la Voz que te dice la verdad. Las leyes de Dios dan eternamente sin quitarte nada. Escucharás del Amor de Dios, de la infinita dicha que te ofrece. Repitamos la idea de hoy hasta haber escuchado y comprendido que no hay más leyes que las de Dios.
Para cerrar, repetí : "No me gobiernan otras leyes que las de Dios."
Sesiones cortas: 4 ó 5 veces por hora, repetí esta dedicatoria así como en respuesta a cualquier tentación de sentirte sujeto a otras leyes que las Suyas. Es nuestro reconocimiento de que Dios es nuestro Padre y que Su Hijo se ha salvado.

Lección 77 : "Tengo derecho a los milagros."
Hoy reivindicaremos los milagros a los que tenés derecho, porque te pertenecen. El Reino de Dios está dentro tuyo y jamás lo podrás perder. No pedimos sino lo que en verdad nos pertenece, y no nos conformaremos con menos
Sesiones largas: decite con absoluta certeza que tenés derecho a los milagros. cerrá los ojos, y recordá que estás pidiendo lo que te pertenece, y que al hacer valer tu derecho, estás haciendo valer los derechos del mundo. Los milagros no obedecen las leyes del mundo, sino las de Dios. Luego, esperá en silencio la ratificación de tu petición, ya que no estás sino pidiendo que se haga la Voluntad de Dios. Y en realidad, no estás pidiendo sino afirmando un hecho innegable.
Sesiones cortas: Repetí frecuentemente : "Tengo derecho a los milagros." cada vez que se presente una situación que lo requiera; las reconocerás fácilmente.
Si te asaltan tentaciones, repetí: "Tengo derecho a los milagros. No intercambiaré milagros por resentimientos. Quiero únicamente lo que me pertenece. Dios ha establecido mi derecho a los milagros."

Lección 78 : "¡Que los milagros reemplacen todos mis resentimientos!"
En cada decisión que tomás estás elijiendo entre un resentimiento y un milagro. Cada resentimiento se alza como un escudo de odio, impidiéndote ver el milagro oculto detrás.
Hoy vamos a ir más allá de los resentimientos, dejándolos caer para ver la luz detrás, ya que cada uno es un obstáculo a la visión del Hijo de Dios. Hoy intentaremos ver al Hijo de Dios.
Seleccionaremos a alguien que haya sido objeto de tus resentimientos, y dejando de lado los resentimientos, lo contemplaremos. Quizá sea alguien que temes u odias, o a quien llamas amigo pero te hizo enfadar. Ya sabés quién es: su nombre ya cruzó tu mente. En él pedimos que se nos muestre el Hijo de Dios. El que era enemigo, se convierte en amigo cuando está en libertad de asumir el santo papel que el Espíritu Santo le asignó.
En las sesiones largas, lo veremos asumiendo la función de nuestro salvador; pero primero intentá verlo como lo ves actualmente. Pasá revista a sus fallas, al dolor que te causó, a sus descuidos... contemplá todas sus imperfecciones. Luego pedí que se te conceda verlo de otra manera: "Quiero contemplar a mi salvador en éste a quien Tú has designado como aquel al que debo pedir que me guíe hasta la santa luz en la que él se encuentra, de modo que pueda unirme a él." Con los ojos cerrados, lo que has pedido no se te negará. El Espíritu Santo se extiende desde él hasta tí. Permanecé muy quedo, que Dios te dá las gracias por estos momentos en que tu decisión es ver el milagro de amor.
Sesiones cortas: Recordemos esto a lo largo del día, permitiendo que todo aquel con el que te encuentres o en el que pienses, asuma el papel de salvador, rogando: "¡Que los milagros reemplacen todos mis resentimientos!"

Lección 79 : "Permítaseme reconocer el problema para que pueda ser resuelto."
No podemos resolver (ni saber si está resuelto) un problema a menos que sepamos de qué se trata. El problema de la separación, que en realidad es el único que hay, ya se ha resuelto. Pero no lo hemos reconocido porque no reconocimos el problema; esta es nuestra situación hoy. Parecemos enfrentarnos a una larga lista de problemas, y apenas uno se resuelve, otro lo reemplaza; parecen no tener fin. Nadie podría resolver todos los problemas que el mundo parece tener, además. La tentación de considerar que los problemas son múltiples es la tentación de dejar el problema de la separación sin resolver; y tal como los percibimos, el desaliento y la depresión son inevitables. Si pudiéramos reconocer que nuestro único problema es la separación, en cualquier forma que se manifieste; que existe un común denominador, comprenderíamos que disponemos de los medios para resolverlos todos.
En las sesiones largas de hoy (2 de 10,15 min), preguntaremos cuál es el problema y cuál su solución. No asumiremos que ya lo sabemos, y trataremos de liberara nuestras mentes de las innumerables clases de problemas que parecen tener. Trataremos de reconocer que sólo tenemos un problema que no hemos reconocido. La respuesta a nuestras preguntas nos será dada. Tratá de no insistir en definir el problema; tratá de poner en duda tu definición de tu versión de lo que son tus problemas. Tratá de darte cuenta que al reconocer el problema real, también tenés la solución y podés quedar en paz.
En las sesiones cortas, (hoy no están regidas por el reloj, sino por la necesidad) ante cada problema que se te presente, recordate que tenemos que reconocer que hay un solo problema y una sola la solución. Con este reconocimiento, todos los problemas se resuelven y llega la paz. Ante cada dificultad que parezca surgir, decite de inmediato: "Permítaseme reconocer el problema para que pueda ser resuelto." y tratá de suspender todo juicio respecto al problema. Si podés, cerrá los ojos y preguntá cuál es el problema. Serás escuchado, y se te responderá.

Lección 80 : "Permítaseme reconocer que mis problemas se han resuelto."
La salvación depende de que reconozcas que la separación es el único problema y que entiendas que ya se ha resuelto. Así, la salvación se ha consumado, y se te libera de todo conflicto. ¡Tu único problema ya se ha resuelto! Repetí esto para tus adentros una y otra vez a lo largo del día, con gratitud y convicción. Hoy tenés derecho a la paz. Un problema resuelto no te puede perturbar. Asegurate, por lo tanto, de no olvidarte que todos los problemas son uno solo, y que sus múltiples formas no te pueden engañar.
En las sesiones largas de hoy (2 de 10,15 min), reivindicaremos la paz que será nuestra inevitablemente una vez que el problema y la solución se hayan reconciliado. Al haber reconocido el problema, reconociste la solución; cerrá los ojos y recibí tu recompensa. Reconocé que no tenés conflictos, que estás libre y en paz.
En las sesiones cortas, afirmá con frecuencia "Permítaseme reconocer que mis problemas se han resuelto." tan a menudo como sea posible. Asegurate en particular, de usar la idea ante cualquier problema concreto que pueda surgir. Decí de inmediato: "Permítaseme reconocer que este problema ya se ha resuelto."
Propongámonos hoy no acumular resentimientos, y estar libres de problemas que no existen.


SEGUNDO REPASO
Ahora iniciamos nuestro segundo repaso, que incluye 2 ideas por día: la primera parte del día la dedicamos a una idea, y la segunda parte a la otra. Haremos sólo una sesión larga en el día, de 15 min., y la comenzaremos pensando en ambas ideas, y en los comentarios de ellas. Los primeros minutos, dedicalos a leerlas, luego cerrá los ojos y escuchá. Si sentís que tu mente divaga, repetí las frases del día, pero tratá de pasar la mayor parte de la sesión "escuchando": hay un mensaje para vos. Confiá en recibirlo, recordá que es para vos y querés recibirlo.
No permitas a tu intención vacilar ante los pensamientos que vengan a distraerte: no tienen poder a menos que vos se lo otorgues. Tu voluntad te llevará más allá de ellos.
Considerá estas sesiones como consagraciones al Camino, a la Verdad y a la Vida.
En las sesiones cortas con c/u de las ideas, reafirmá tu determinación, usando la idea en su forma original para las aplicaciones en general, y variaciones más específicas cuando sea necesario (van algunas a modo de orientación). Las palabras que uses no son lo importante.